Amigos, he descubierto que existe un grupo de homínidos, perfectamente organizados, que viven detrás de las butacas y los sofás de todas las casas. A sus crías las esconden debajo de las sillas, en esos bosques de patas con espacios imposibles entre ellas. Son los que se quedan los objetos que caen al suelo y nunca aparecen. Tienen una especial habilidad para cambiar de ubicación en cuanto te das la vuelta. Por eso vivo en un colchón y hace tiempo que quemé las sillas de la cocina ¡No sé por qué protestan mis vecinos mentecatos!
Mi asistenta social, insiste en que debo deshacerme de las montañas de objetos reciclados del pasillo, pero a mi me dan mucha pena. Mi psicóloga, que es ecléctica, me está tratando del síndrome de Aristóteles o no se qué...¿Pero es que nadie se da cuenta de que viven objetos preciosos en la basura? Ayer encontré una lavadora y tres impresoras como nuevas que guardo en mi cuarto de estar. Las programaron para estropearse, para morir...como a nosotros...
Soy bastante feliz entre mis montañas de tesoros. Antes trabajaba en Arthur Andersen, pero un día explotaron los mercados y nadie quiso a un ejecutivo divorciado de 50 años. Fue el mejor paso de mi vida, dejarlo todo y dedicarme a mí mismo, sin depender de nadie, lo más parecido a la libertad absoluta: Si quiero no como, si quiero no pienso, si quiero no duermo y cada noche guardo mi sueño en un ladrillo y voy construyendo el onírico edificio de mi existencia...
Lo único que me preocupa, es que alguien entra en mi casa todos los días sin mi permiso. He cambiado las cerraduras muchas veces, he instalado alarmas, pestillos, cadenas y trancas, pero él sigue entrando. Lo noto porque me cambia las impresoras de sitio y aparecen botellas de Ballantines por todas partes que no tengo más remedio que beberme...
El intruso de mi casa...¿Será Dios?
2 comentarios:
Yo tb estoy loco y no me quejo!!! Felicidades
Muy original,Willy
Publicar un comentario