
Doña Milagritos era una viuda muy decente y temerosa de Dios. Su marido había muerto hacía pocos años con demencia senil. Nuestra heroína había llevado una vida de sacrificio y trabajo, levántandose a las 6 de la mañana cada día para encender la bilbaína y calentar la casa lo justo y que no se agarrasen una pulmonía su marido y sus 6 hijos, ahora funcionarios de grupo A. Antes de conocer a Manolo, trabajó un verano como corista en el teatro chino de Manolita Chen, dónde le llamaban "La estrecha" Dejó las variedades porque no le gustaba el traqueteo del motor Barreiros que a duras penas arrastraba el autobús de la exótica compañía. Desgraciadamente a Manolo, Dios no le obsequió con el don del ritmillo y Milagritos no volvió a bailar el cha-cha-cha. Ahora Milagritos vive sóla, esperando que llegue el domingo, el día en que sus hijos y sus nietos suelen venir a comer. Es una consumada cocinera, cultiva un pequeño huerto que cada día mengua y malcría a unas gallinas pequeñas y con mala leche que llaman quicas. Por la semana un par de misas, un par de visitas a sus hermanas y un par de clases de Tai-Chi. Todos los domingos lee "La Región" Milagritos se encuentra muy alterada desde que se enteró de que el papa Ratzinger dimitió ¿Quién será el próximo papa? Le horroriza la idea de que pueda ser un papa negro. No es que Milagritos sea racista, no, simplemente no puede ver a los negros ni a los gitanos. Milagritos es votante devota del PP. A pesar de que su marido era soldador y tuvo problemas en las huelgas del metal del 77, en casa de Milagritos votaba todo dios al PP, hasta que sus hijos se hicieron mayores de edad y rojillos. Milagritos procedía de una familia humilde y honrada y su Manolo también lo era, por ello cada vez que se enteraba de las corruptelas del PP pensaba que en casa de los socialistas seguro que la cosa era peor...no podía ver a González ni a Zapatero ni a Rubalcaba y aseguraba que eran muy malas personas. Decía de Mariano (Rajoy) que era algo vago pero buena persona y que había que votar a los gallegos, aunque nunca hubiesen vivido en Galicia. En definitiva, Milagritos se llevaba bien con todo el mundo menos con sus nueras. Tampoco entendía porque había tanta corrupción, ni a donde había ido todo el dinero de la construcción ni porque La Caja se había quedado con sus ahorros por culpa de algo que sonaba tan bien como "Preferentes", pero lo que realmente le molestaba es que existiese la más mínima posibilidad, por remota que fuese, de que pudieran nombrar a un papa negro...
No hay comentarios:
Publicar un comentario