- Esta noche soñé que tenía las palabras congeladas y que al pronunciarlas se licuaban...
- ¿No te habrá afectado la muerte de Lou Reed?
Ella hablaba muy poco y lloraba cada vez que sentía en su interior palabras de hielo (Con la esperanza de que las lágrimas ayudaran en el proceso de descongelación).
El lujoso yate continuó su singladura hacia los Fiordos. Eran los únicos pasajeros. Habían convenido no coincidir con la tripulación en ningún lugar.
- Hoy quizás te quiero, debe ser el otoño...
- Eres una mujer enigmática.
- Son sólo maneras de vivir...o que crees que hay magia en mis despistes.
- Debe ser eso, sí, a medida que escribo este cuento imposible, descubro que la magia habita entre los espacios de las líneas.
- Calla y vayamos a follar de nuevo...
Bajaron por la escalera de caoba hasta el pequeño spa del barco. Contemplaron los leds RGB que dibujaban la Vía Láctea en el techo abovedado del baño turco. Hicieron el amor como si fuese la última vez.
- No debimos volver a vernos
- ¿Por qué me dices eso, nena?
- Nunca se debe volver a los lugares donde has sido feliz...
- Pues sí que estaban congeladas tus palabras...
El yate navegaba ahora por el espejo azul del Fiordo de Geiranger. Pero ellos ya no pudieron disfrutar de la sobrecogedora belleza glacial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario