sábado, 5 de octubre de 2013
MISTERIOSO ASESINATO DE UNA SARDINA (III)
Después de la entrevista con la viuda de la sardina asesinada, Balkan "El Gordo" deambuló como un zombie por las calles de Coruña hasta llegar al portal de su casa. Desde su difícil divorcio de Carol, Balkan vivía en un pequeño apartamento de la Ciudad Vieja. Mientras subía las irregulares escaleras de madera blanqueada con lejía, trataba de encajar en la película de los hechos el secreto de la viuda. Cuando llegó al tercer piso, con la gabardina en la mano y el corazón a los pies, escuchó una voz jovial y familiar "¡Tío!" Una joven veinteañera, de brillantes rizos rubios se abalanzó sobre él y le dio un fuerte abrazo.
- ¿Qué haces aquí Raki?
- Tengo vacaciones hasta el martes, así que ya me estás invitando a comer mejillones en Lorbé.
Balkan no podía creer su mala suerte, inmerso como estaba en el tetrix del caso más enrevesado y peligroso de su carrera, su sobrina favorita (Y única) que estudiaba en Barcelona una carrera relacionada con robots o microprocesadores o el diablo sabrá lo qué, venía a importunarlo y a ocupar el espacio sagrado de su mini-apartamento.
- Pero Raki, estos días estoy muy liado con un caso dificilísi...
- Genial, te ayudaré a resolverlo, como hicimos en el caso de la soprano andaluza *
El Gordo, noqueado por la sonrisa ingenua de su sobrina, sólo pudo emitir un ruido gutural e introducir la llave en la puerta blindada. Después de todo, su sobrina tenía memoria fotográfica y una capacidad analítica de la que él carecía. Balkan le debía su carrera a su gran intuición y a su crochet de derecha.
Con gran paciencia, le explicó a su sobrina, que el caso era muy peligroso, que sospechaba que estaba metido por medio la Junta de Obras del Puerto y que incluso podría existir un lobby monárquico en España implicado en el atroz asesinato de la sardina, conocida por sus actividades pro república. También le dijo que por primera vez, su confidente "Bizcocho el Chotas" le había aconsejado que lo dejara y había desaparecido del mapa. Balkan le contó todo a su sobrina, menos el terrible secreto de la viuda...
Los ojos de Raki se iluminaban a medida que escuchaba a su tío y los hoyuelos de sus mejillas se hicieron más profundos. "Tiito, que bien nos lo vamos a pasar estos días". Balkan, resignado, encogió su pecho descomunal y se hundió en la butaca de piel cuarteada. Sonó el móvil, era el agente Barbadillo.
- Inspector, hemos detenido a un sospechoso en relación con el asesinato de la sardina, todavía están identificándolo en comisaría, le hemos intervenido un martillo que coincide con las heridas de la sardina y una pala de escoger pescado
- Salgo inmediatamente para allí - Dijo Balkan
-Le estoy esperando en el portal de su casa con el K en doble fila - Barbadillo era esquelético pero eficiente.
Balkan se despidió de su sobrina, que pretendía acompañarlo y bajó apresurado las escaleras, batiendo el record europeo de velocidad.
A la puerta de la sala de interrogatorios, el comisario Montalbán lo esperaba de pie.
- Gordo, creo que lo tenemos, pero sólo es un peón.
- ¿Por qué está tan seguro, jefe? - Le preguntó con atrevimiento Balkan.
- Entra tú mismo y lo verás.
Balkan abrió la cochambrosa puerta de la sala de interrogatorios y la cerró a su espalda. Esposado a una silla, se encontraba un hombre sin nariz, con múltiples cicatrices antiguas en su rostro anguloso. El hombre era alto, delgado y con fuertes hombros en forma de triángulo. De su boca desdentada surgió una risa aterradora.
Balkan sintió como su piel se erizaba, acababa de reconocer al detenido.
Era "La bestia" Ramallo. El único hombre que lo había noqueado en un ring...
* Ver "El secuestro de Lucía de Lamermmour"
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