jueves, 8 de noviembre de 2012
Diario de un demente (IX)
Unos se vienen otros se van. Trini, la chica que alegró mis últimos días en este sanatorio, se ha ido. Mejor así. Siempre nos quedarán nuestras conversaciones bajo el olmo mientras Varelita el esquizo corría como pollo sin cabeza a preguntarle a un fregadero si Dios existía. En este momento os juro que no hay dios que seque mis lágrimas. Pero acaba de llegar otra paciente a nuestro psiquiátrico. Gómez el celador me dijo con sorna que me iba a gustar la nueva. Se llama Clara y viene a lidiar con una grave depresión. Al parecer la despidieron en el último ERE de un gran grupo de comunicación. Era una mujer de éxito y ahora es una paciente anónima. Idoia la bipolar, ya me ha amenazado con tragarse el mando a distancia si le hago caso a Clara. Nunca entendí porque Idoia se cela tanto de mi, a lo más que hemos llegado es a compartir una sesión de terapia de grupo. Nunca entenderé a las mujeres vascas y bipolares...como el Doctor Lobelle me aconseja que no escriba mucho para no pensar demasiado, hoy me despido de todos vosotros, no sin antes rajar contra los notarios y los registradores de la propiedad que acaban de perder un recurso de la OCU: Han cobrado millones de euros injustamente y excediendo en mucho las tarifas autorizadas. Quizás podrían compensarnos con una semanita de vacaciones a cada usuario en sus chalets de verano. Aunque dice Varelita que mejor que en un manicomio no se está en ninguna parte. Y yo digo que sí encima tenemos el lujo de convivir con personas maravillosas como Trini o Clara rezo para que nunca me saquen de aquí...
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