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lunes, 12 de enero de 2015

El desamor en los tiempos del chat




Que curioso que fuese el desamor, y no el amor, el tema recurrente de mil baladas de rock, boleros y poemas. Parece que ese agrio sentimiento inspiró a bardos y rappers, a pintores y grafiteros. Pero la tecnología evoluciona tan deprisa, que ni siquiera sabemos como aplicarla. ¿Sabremos gestionar el desamor en los tiempos del chat?

Las personas se enamoran, se encaprichan o se encoñan por la red. Sirven unas cuentas conversaciones de madrugada por Whattsap o Messenger, unos escarceos en Facebook o en Twitter o unas decenas de mails atrevidos y descubres al amor de tu vida en menos de que la base de virus ha sido actualizada. En la magnífica película "Her" Oscar al mejor guión 2014, el protagonista se enamora de su sistema operativo. La red ya se considera la principal causa de divorcio en varios países.

Pero, ay, el amor furtivo como viene se va. Basta una foto desfavorecedora de esa musa de los chats, un hastío, una primera cita en un café para descubrir que hay algo más que buen rollo y frases poéticas en la vida, para que la gran burbuja de amor cibernético se pinche y su jabón nos deje empapados de vacío.

Es fácil encontrar a viejos amores, asignaturas pendientes o nueva/os amigas/os de fotos impresionantes en la red, establecer contacto, jajaja, poemas de Pessoa, baladas de Bowie y el flechazo es inevitable. Pero...¿Ese amor aguantaría la rutina, las toses, o el desorden de las bragas en el cajón?¿Es posible transmitir química por USB?

Un amor que llega por el monitor del ordenador, puede huir por cualquier Wi-Fi...

Como siempre, la tecnología nos pilla en pelotas, y sólo somos capaces de escribir obviedades sobre ella: Que nunca quedes con extraños, que no permanezcas demasiadas horas frente a la pantalla, que no te dejes deslumbrar...

Amigas, aunque existan miles de nuevas parejas felices, la semilla del amor no ha cambiado de tierra donde germinar, sino de viento que la lleva...

Afortunadamente, seguimos siendo capaces de meternos una hostia del carajo...







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