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miércoles, 30 de octubre de 2013

¿Existe inteligencia en los gimnasios?



Siempre pensé que vivir más allá de los 35 no tenía sentido. Ahora que he rebasado generosamente esa edad, creo que vivir más de 90 ó 100 años...tiene mucho sentido, claro que para ello, además de la mente activa, la serenidad y todas esas cosas que dice Punset, conviene mantener una gran actividad física (Y sexual, buena observación). Por ello, procuro ir al gimnasio cada vez que puedo, ya que lo de la mente activa, la serenidad y la gran actividad sexual es mucho más fácil de lograr que ir al gimnasio 3 días a la semana. Esta mañana, sin ir más lejos, he ido a entrenar al gim. Los tíos somos mucho más tontos que las mujeres por eso en la entrada del complejo deportivo ya hinchamos el pecho como pavos en celo. Después de calzarnos las Nike, los guantes de Decathlón, colocar el Ipod con una cinta en el biceps, los auriculares y la toallita al cuello, si queda tiempo...entramos en el gimnasio. La sala de musculación y aeróbicos es algo así como una discoteca de jóvenes ardorosos dónde algunos viejos patéticos nos hemos colado por error. Existen varios prototipos de héroes de gimnasio: La joven vigoréxica y sudorosa que corre durante 3 horas en la cinta...y después se va a la bici estática, el anciano que se empeña en trabajar abdominales creyendo que existen ese tipo de músculos tras el barrigón, el ejecutivo vestido de tenista al que el médico asustó para que se matriculase...y así tengo documentados hasta 100 ó 120 prototipos, pero amigos míos hoy hablaré de una especie zoológica mayoritaria y muy interesante: El chulito de gimnasio. Se reconocen fácilmente por sus músculos enormes y sus conversaciones diminutas del tipo de: "¿Que tal anoche en la disco?" Y Chulito 2 responde: "Buff" y Chulito 1 apuntilla: "Que cabrón" Fin. Y así 30 ó 40 veces van pasando los distintos chulitos por la máquina dónde Chulito 2 levanta 300 kilos de hierro con una sóla mano...en la misma máquina que yo levanto 50 kilos con las dos manos, procurando que no me vean los chulitos, porque ¿Sabéis amigos? En un gimnasio si no levantas 300 kilos con una mano, no eres nadie y ni siquiera te saludan, a no ser que tengas pinta de malo, entonces te consideran uno de ellos (A mí a veces me saludan). Mucho peor es el ambiente que se respira en la sauna. Ayer me senté con la sauna vacía en una grada que recuerda al senado romano (Allí dónde apuñalaron a Julio César), a los dos segundos se sentaron a mi lado Chulito 1 y Chulito 2, dejándome emparedado cual loncha de mortadela. Se pusieron a hablar de las chicas que se ligaron el finde, de motos potentes y de tuning. Cuando logré huir del calor infernal y de la conversación satánica, me vestí a toda prisa con la extraña sensación de que la sauna rezumaba homosexualidad reprimida...ya en casa, noté que mi cuerpo y mi mente alcanzaban ese estado imposible de la ingravidez. Quizás muchos de nosotros no lleguemos a los 100 años, pero os aseguro amigos que yendo al gimnasio váis a tener los huesos más desgastados y la mente mucho más cultivada, especialmente en el noble arte del trucaje de turbocompresores...

martes, 29 de octubre de 2013

Las palabras de Geiranger



- Esta noche soñé que tenía las palabras congeladas y que al pronunciarlas se licuaban...
- ¿No te habrá afectado la muerte de Lou Reed?

Ella hablaba muy poco y lloraba cada vez que sentía en su interior palabras de hielo (Con la esperanza de que las lágrimas ayudaran en el proceso de descongelación).

El lujoso yate continuó su singladura hacia los Fiordos. Eran los únicos pasajeros. Habían convenido no coincidir con la tripulación en ningún lugar.

- Hoy quizás te quiero, debe ser el otoño...
- Eres una mujer enigmática.
- Son sólo maneras de vivir...o que crees que hay magia en mis despistes.
- Debe ser eso, sí, a medida que escribo este cuento imposible, descubro que la magia habita entre los espacios de las líneas.
- Calla y vayamos a follar de nuevo...

Bajaron por la escalera de caoba hasta el pequeño spa del barco. Contemplaron los leds RGB que dibujaban la Vía Láctea en el techo abovedado del baño turco. Hicieron el amor como si fuese la última vez.

- No debimos volver a vernos
- ¿Por qué me dices eso, nena?
- Nunca se debe volver a los lugares donde has sido feliz...
- Pues sí que estaban congeladas tus palabras...

El yate navegaba ahora por el espejo azul del Fiordo de Geiranger. Pero ellos ya no pudieron disfrutar de la sobrecogedora belleza glacial.



sábado, 5 de octubre de 2013

MISTERIOSO ASESINATO DE UNA SARDINA (III)



Después de la entrevista con la viuda de la sardina asesinada, Balkan "El Gordo" deambuló como un zombie por las calles de Coruña hasta llegar al portal de su casa. Desde su difícil divorcio de Carol, Balkan vivía en un pequeño apartamento de la Ciudad Vieja. Mientras subía las irregulares escaleras de madera blanqueada con lejía, trataba de encajar en la película de los hechos el secreto de la viuda. Cuando llegó al tercer piso, con la gabardina en la mano y el corazón a los pies, escuchó una voz jovial y familiar "¡Tío!" Una joven veinteañera, de brillantes rizos rubios se abalanzó sobre él y le dio un fuerte abrazo.

- ¿Qué haces aquí Raki?
- Tengo vacaciones hasta el martes, así que ya me estás invitando a comer mejillones en Lorbé.

Balkan no podía creer su mala suerte, inmerso como estaba en el tetrix del caso más enrevesado y peligroso de su carrera, su sobrina favorita (Y única) que estudiaba en Barcelona una carrera relacionada con robots o microprocesadores o el diablo sabrá lo qué, venía a importunarlo y a ocupar el espacio sagrado de su mini-apartamento.

- Pero Raki, estos días estoy muy liado con un caso dificilísi...
- Genial, te ayudaré a resolverlo, como hicimos en el caso de la soprano andaluza *

El Gordo, noqueado por la sonrisa ingenua de su sobrina, sólo pudo emitir un ruido gutural e introducir la llave en la puerta blindada. Después de todo, su sobrina tenía memoria fotográfica y una capacidad analítica de la que él carecía. Balkan le debía su carrera a su gran intuición y a su crochet de derecha.

Con gran paciencia, le explicó a su sobrina, que el caso era muy peligroso, que sospechaba que estaba metido por medio la Junta de Obras del Puerto y que incluso podría existir un lobby monárquico en España implicado en el atroz asesinato de la sardina, conocida por sus actividades pro república. También le dijo que por primera vez, su confidente "Bizcocho el Chotas" le había aconsejado que lo dejara y había desaparecido del mapa. Balkan le contó todo a su sobrina, menos el terrible secreto de la viuda...

Los ojos de Raki se iluminaban a medida que escuchaba a su tío y los hoyuelos de sus mejillas se hicieron más profundos. "Tiito, que bien nos lo vamos a pasar estos días". Balkan, resignado, encogió su pecho descomunal y se hundió en la butaca de piel cuarteada. Sonó el móvil, era el agente Barbadillo.

- Inspector, hemos detenido a un sospechoso en relación con el asesinato de la sardina, todavía están identificándolo en comisaría, le hemos intervenido un martillo que coincide con las heridas de la sardina y una pala de escoger pescado
- Salgo inmediatamente para allí - Dijo Balkan
-Le estoy esperando en el portal de su casa con el K en doble fila - Barbadillo era esquelético pero eficiente.

Balkan se despidió de su sobrina, que pretendía acompañarlo y bajó apresurado las escaleras, batiendo el record europeo de velocidad.

A la puerta de la sala de interrogatorios, el comisario Montalbán lo esperaba de pie.

- Gordo, creo que lo tenemos, pero sólo es un peón.
- ¿Por qué está tan seguro, jefe? - Le preguntó con atrevimiento Balkan.
- Entra tú mismo y lo verás.

Balkan abrió la cochambrosa puerta de la sala de interrogatorios y la cerró a su espalda. Esposado a una silla, se encontraba un hombre sin nariz, con múltiples cicatrices antiguas en su rostro anguloso. El hombre era alto, delgado y con fuertes hombros en forma de triángulo. De su boca desdentada surgió una risa aterradora.

Balkan sintió como su piel se erizaba, acababa de reconocer al detenido.

Era "La bestia" Ramallo. El único hombre que lo había noqueado en un ring...








* Ver "El secuestro de Lucía de Lamermmour"