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miércoles, 23 de septiembre de 2020

DOCTOR THÁNATOS, SUPONGO (Mini-espectáculo sobre la eutanasia para dos actores y un público inteligente)


 


(Un espacio con el público sentado alrededor. En el centro, una mesa camilla llena de medicamentos, un candelabro con velas encendidas y un equipo de sonido en el que suena el Coro Místico de Mahler. A la derecha de la mesa una silla de ruedas en la que se sienta Manolo Malpaso, enfrente, al otro lado de la mesa, una silla vacía. Manolo está vestido con un camisón de hospital, lleva una mascarilla para evitar infecciones, se encuentra débil y tose de vez en cuándo. Suena un timbre)

MANOLO: (Con dificultad) La puerta está abierta, doctor...

(Aparece entre el público el Doctor Thanatos, porta un maletín de cuero y viste con un abrigo oscuro y un sombrero. Manolo apaga la música con dificultad)

DOCTOR: ¿Es usted el señor Malpaso?

MANOLO: Soy los restos del señor Malpaso...y usted es el Doctor Thánatos, supongo

DOCTOR: Thanatos, Thanatos, no Thánatos, Thanatos

MANOLO: Me han hablado muy bien de usted. ¿Quiere dejar su abrigo? (Señala el perchero) Disculpe que no me levante, Doctor Thánatos...

DOCTOR: ¡Thanatos! ¡Thanatos!   (Se saca el abrigo lentamente y lo deja en el colgador, al igual que el sombrero) ¿Tiene los informes?

MANOLO: Claro, claro, los informes...están en ese sobre (Señala un gran sobre que está en la mesa. El doctor se sienta y comienza a leerlos con interés) Doctor ¿Cree que podrá ayudarm...?

DOCTOR: (Lo interrumpe) ¡Shhh! (Continúa leyendo)

MANOLO: No hace falta que diga en voz alta lo jodido que estoy (Pausa) Aunque ya veo que no es usted un charlatán...

DOCTOR: (Deja de leer y se levanta. Abre el maletín y saca un estetoscopia) Ahora voy a reconocerlo.

MANOLO: Ah, pero ¿No me reconoce? ¡Soy Manolo Malpaso! (Comienza a reírse pero la carcajada se convierte en una tos terrible) Disculpe, doctor...

DOCTOR: (Mientras lo ausculta) ¿Hace mucho que no ingiere alimentos?

MANOLO: Llevo varios meses a base de esa comida asquerosa que me meten por una arteria...desde luego no creo que al laboratorio que la fabrica esa papilla le den una estrella Michelín...

DOCTOR: ¿Duerme por las noches?

MANOLO: Ni por las noches ni por el día, me meto cuatro pastillas distintas y me enchufo la mascarilla de oxígeno y lo único que consigo es un colocón de los malos, como si me hubiese bebido una botella de Anís El Mono...

DOCTOR: ¿Cuándo empezó a deteriorarse su calidad de vida?

MANOLO: La verdad es que antes de la enfermedad mi calidad de vida ya estaba bastante deteriorada: Soy agente de seguros (Al ver que el doctor no se ríe se pone serio). Hace cinco años que estoy encerrado en este búnker.

DOCTOR: (Deja de auscultarlo y guarda el estetoscopio en el maletín) Como usted ya sabrá, tiene un tumor de grado cuatro con metástasis generalizada. Su esperanza de vida en el mejor de los casos es de unos dos meses...después sufrirá terribles dolores, asfixia, convulsiones y no podrá controlar sus esfínteres...

MANOLO: Con lo bien que estaba usted calladito, hombre...las personas que me hablaron de usted, me dijeron que puede solucionar cualquier enfermedad ¿Que me recomienda?

DOCTOR: (Piensa unos instantes) ¡Cianuro!

MANOLO: (Enciende la música de nuevo y suena un paisaje terrible, está como en trance. Ambos miran al público en pose. La música se detiene) ¡Gracias doctor Thánatos!

DOCTOR: ¡Thanatos!

MANOLO: ¡Es usted un genio! (Se levanta con dificultad pero vuelve a sentarse)

DOCTOR: Pero antes...

MANOLO: ¿Pero antes?

DOCTOR: Antes...

MANOLO: ¿Pero antes? Ahhh, claro, lo había olvidado...encontrará el dinero debajo del equipo de música. Mil dólares ¿No? (El doctor coge el dinero, lo cuenta y lo introduce en el maletín) Imagino que no será fácil reclamarle el dinero a sus clientes...

DOCTOR: No sabe usted lo difícil que es arrancarle la cartera a un cadáver...¿Comenzamos? (Se levanta y saca del maletín una gran jeringuilla llena con un líquido azul con una larga aguja)

MANOLO: Cuando usted quiera...yo ya he arreglado todo, el seguro de decesos, el entierro. Soy divorciado, no tengo familia y el perro se lo he regalado a la portera. En realidad, era un chucho asqueroso, pero a mi última novia le excitaba hacer el amor mientras el perro comía croquetas...

DOCTOR: ¡Por Dios! ¡Que perversión! (Se dispone a clavarle la aguja en el brazo)

MANOLO: (Preocupado) No se preocupe, hace tiempo que en esta casa...no comemos croquetas. Oiga ¿No me dejará un hematoma en el brazo, no?

DOCTOR: El hematoma se le pasará en unos...

MANOLO: (Riéndose) ¡Ha picado doctor! Siga, siga...

DOCTOR: ¿Quiere usted rezar algo antes de...?

MANOLO: Para ir al cielo tendría que rezar tres años seguidos...no, gracias

DOCTOR: No se imagina usted la de cosas raras que hacen mis pacientes antes de morir...

MANOLO: ¿Sí? Cuente, cuente...

DOCTOR: A los socialistas les gusta que les inyecte el veneno en el brazo izquierdo...

MANOLO: A mí mejor en el derecho...

DOCTOR: Los millonarios antes de morir siempre me piden descuento y algunas mujeres en vez de inyecciones prefieren el veneno en bombones belgas y... (Mira a Manolo) Nada tan raro como lo del perro y las croquetas...

MANOLO: En esa chica, eso era lo más normal...

DOCTOR: Señor Malpaso, le voy a inyectar un suero de mi invención, a base de cianuro y otras sustancias secretas que no le puedo revelar...

MANOLO: A mí si me lo puede decir, no se va a enterar ni Dios...

DOCTOR: (Mientras se dispone a inyectarle) Este líquido le dará una muerte dulce y serena. Una sola gota inyectada le proporcionará una sensación agradabilísima que durará tres minutos...

MANOLO: ¡Estoy deseándolo! ¡Adelante Thánatos!

DOCTOR: ¿A que no lo mato?

MANOLO: Thanatos, Thanatos...

DOCTOR: (Sádico, se dispone a inyectarle la sustancia en el brazo) Después de esos minutos placenteros sus pulmones se colapsarán, su corazón estallará y una vena de su cerebro se romperá...

MANOLO: (Ambos forcejean agarrando la jeringuilla) ¡No! ¡Yo quiero vivir!

(Se detiene la acción unos segundos. Ambos se dirigen al público como actores)

ACTOR 1: Estimado público. La eutanasia es un tema muy delicado y necesitamos conocer su opinión sobre el particular para continuar el espectáculo.

ACTOR 2: Efectivamente, tenemos muchos finales preparados...

ACTOR 1: Dos

ACTOR 2: Y ustedes deben decidir si el Doctor Thánatos...

ACTOR 1: Thanatos

ACTOR 2: Le debe aplicar la eutanasia activa a Manolo Malpaso.

ACTOR 1: Sin más preámbulos le vamos a consultar su opinión a esta joven (Se dirige a una espectadora) ¿Cree usted que el Doctor Thanatos le debe inyectar el veneno  al Señor Malpaso?

(1) ESPECTADORA: Sí

ACTOR 2: ¿Por qué?

(1) ESPECTADORA: (1) Porque todo el mundo tiene derecho a decidir...(2) Porque está muy mal y no vale la pena vivir

(1) (2) ACTOR 1: Pero el señor Malpaso está bajo la influencia de los medicamentos y ahora a última hora dijo que quería vivir...no creo que tenga su cabeza en la mejor disposición para decidir...

(3) ESPECTADORA: No. Porque nadie puede decidir quien vive y quien muere.

(3) ACTOR 2: ¿Entonces el señor Malpaso debe continuar con su agonía, alimentación por la arteria, dolor, insomnio, convulsiones y descontrol de esfínteres hasta que le reviente una vena en la cabeza? (A un espectador) ¿Usted cree que el Doctor Thanatos debe inyectarle el veneno al Señor Malpaso?

(4) ESPECTADOR: Sí, porque es preferible morir en paz a pasar esa agonía...

(4) ACTOR 1: Tampoco debía estar tan mal, cuándo hacía poco todavía follaba con su novia, mientras el perro comía croquetas...

(5) ESPECTADOR: No, porque es un delito y nadie tiene derecho...

(5) ACTOR 1: ¿Entonces cree que el señor Malpaso debe continuar con su agonía en una casa dónde hace mucho que nadie come croquetas?

ACTOR 2: Señoras y señores ustedes van a decidir si Manolo Malpaso va a morir a manos del Doctor Thanatos.

ACTOR 1: Y para ello vamos a realizar una votación a mano alzada ¿Quién no quiere que el Doctor le practique la eutanasia a Manolo Malpaso?

ACTOR 2: ¿Quién quiere que el Doctor le practique la eutanasia a Manolo?

ACTOR 1: Vamos a continuar el espectáculo de acuerdo con sus deseos, y para ello les vamos a pedir que cierren los ojos hasta que oigan a los personajes hablar de nuevo.

ACTOR 2: ¡Cierren los ojos!

DOCTOR: (Sádico, a punto de inyectarle) Después de esos minutos placenteros sus pulmones se colapsarán, su corazón estallará y una vena de su cerebro se romperá...

MANOLO: (Forcejea con él para intentar detenerlo) ¡No! ¡Yo quiero vivir!

DOCTOR: (Se pincha fortuitamente con la aguja) ¡Me cago en tu puta madre! ¡Me he pinchado con la aguja!

MANOLO: Imagino que tendrá algún antídoto...

DOCTOR: (Horrorizado) No hay antídoto...(Se sienta)

MANOLO: (Va a consolarlo) A todos nos llega el día...

DOCTOR: (Placenteramente) Pero hoy te tocaba a ti, Manolo Malpaso, cabrón...que bien me encuentro...

MANOLO: No sabe como lo siento ¿Quiere una aspirina o algo?

DOCTOR: (Amable y sonriente) Mis abogados te van a dejar en pelotas (Cariñoso) Hijo de perra...

MANOLO: Me deja usted preocupado...

DOCTOR: Ironías de la vida...he ayudado a morir a más de 100 personas, para evitarles un sufrimiento innecesario...y ahora voy a morir en casa de un desahuciado, sólo como un perro...

MANOLO: ¿Le traigo unas croquetas?

DOCTOR: La luz, la luz, ya veo la luz...

(Se apaga la luz y sólo queda un foco que alumbra frontalmente la mesa. El Doctor se levanta y camina a cámara lenta hacia el proscenio. Manolo se sube a la mesa y abre los brazos en cruz como si fuese Dios. Suena música celestial )

DOCTOR: Señor, señor, se presenta humildemente ante usted el Doctor Thanatos (Se arrodilla) Siempre he intentado hacer el bien, ayudar a los demás, curar a los enfermos...

DIOS: (Subido a la mesa, habla como un yonky de Montealto)  Muy bien hijo, muy bien...

DOCTOR: También me dediqué a ayudar a morir dignamente a los enfermos terminales...

DIOS: Chachi, hijo, chachi...

DOCTOR: Es cierto que les cobraba grandes cantidades de dinero, que no les daba factura, que no pagaba impuestos...pero lo hacía por ellos

DIOS: De puta madre, hijo...

DOCTOR: (Encendiéndose) Señor, confieso que he sido algo chulito en la vida, pero...¡Es que soy médico! Un médico que intentó acabar con la hipocresía de la eutanasia...

DIOS: Cojonudo...

DOCTOR: Señor...entonces...¿Puedo entrar en el reino de los cielos?

DIOS: Ni puta idea...

DOCTOR: (Se levanta extrañado) ¿Pero tú no eres Dios?

DIOS: (Con normalidad) No hijo mío. Yo soy...¡Jimmy Hendrix! (Comienza a tocar como un loco una guitarra imaginaria mientras suena "Little wing" de Hendrix. Thanatos cae fulminado mirando al público con cara de horror. Muere. Apagón)


                                                                   FIN

miércoles, 16 de septiembre de 2020

El profesor Mato

 



El profesor Mato pidió otro vino.

El dueño del viejo bar Zorelle le sirvió el tercer Rioja con precisión.

Eran casi las 2 de la tarde, el profesor apuró el vino, saludó parco a la parroquia y salió disparado hacia su casa, a 50 metros del Zorelle.

El larguirucho y recio profesor, observó la vieja placa del portal "Luis Mato - Licenciado en matemáticas"

Subió jadeando los tres pisos, el cañón de las escaleras olía los martes a caldo gallego. Introdujo la llave en la cerradura de su destartalado piso y escuchó la voz de Obdulia al otro lado del largo pasillo "Luis, pasa para la mesa". Luis Mato siempre se retrasaba  dos vinos a la hora de comer. Se lavó las manos en el lavabo del pasillo y caminó sobre el viejo linóleo marrón hasta llegar al pequeño y oscuro comedor italiano.

Obdulia era una mujer bajita, morena y potente. Acercó la tartera humeante de caldo hasta la mesa. El profesor le dio un beso rutinario en la mesilla y se sentó enfrente de ella, que con mala cara llenaba los platos soperos hasta el borde.

- Luis, te volvió a llamar la madre de Melquiades.

- No quiero dar clase a ese chico, no atiende y muerde los bolígrafos hasta hacerlos sangrar...

Obdulia llevaba las cuentas de esa familia y sabía que las cosas no iban bien. El profesor Mato cobraba una pequeña pensión de jubilación, pero las clases particulares les sacaban las castañas del fuego. Se habían casado cuarentones ambos. El profesor siempre había sido autónomo, salvo unos años en los que dio clases en la academia "España". Obdulia había trabajado en "Olivetti" pero la delegación había huido hacía muchos años de la ciudad. Un alumno más significaba una pequeña alegría a finales de mes. El profesor sabía muchas matemáticas, pero había perdido la ilusión en el bar Zorelle.

- Llama a la madre de Melquiades - Le dijo Obdulia mientras le servía vino tinto de mesa.

- Ese niño me desordena toda la mesa, no pienso darle clase.

El profesor Mato había sido becario muchos años en la Facultad de Matemáticas de Santiago de Compostela, donde prometía como brillante investigador en los años 70 del siglo XX. La Falange y el Rioja le impidieron progresar...

El profesor comenzó a hablar cuando Obdulia sirvió en la mesa unos chorizos con repollo, mientras apuraba su segundo vaso de vino, el quinto del día...

- La finalidad de las matemáticas consiste en la explicación de fenómenos incomprendidos por el hombre - Obdulia aprovechó el inicio del mitin para recoger los platos de caldo y hacer mutis hacia la cocina - Rendir honor al espíritu humano y engrandecerlo. Por lo tanto una cuestión sobre números vale tanto como el descubrimiento del origen del universo...

- ¿Quieres algo de postre? - Interrumpió Obdulia.

- Eh, un yogur natural, como te decía, has de saber que en nuestro país se desarrollaba una investigación de primera calidad, pero con la llegada de la democracia se perdió la disciplina y probablemente el respeto por el maestro. Porque toda investigación necesita un líder...

- Luis, este sábado es el décimo aniversario de la muerte de papá, le dije a mi hermana que íbamos a la misa de los capuchinos, después podemos picar algo en el Zorelle.

- Tu hermana desde que se divorció solo habla de gatos.

- No seas borde Luis, con la de pasta que nos ha dejado...

- Vale en el Zorelle después de los Capuchinos. Lo que tú quieras Obdulia. Pero antes muerto que darle clase a Melquiades, que me deja la clase hecha un cristo.

- Vete a dormir Luis, que a las 6 viene la niña nueva...

Melquiades se lavó los dientes meticulosamente durante 4 minutos exactos y después tumbó su quijotesco cuerpo sobre la colcha de la cama y comenzó a soñar...

Soñó que volaba en el espacio, que entraba en un agujero negro, que lograba encontrar la fórmula para salir de él en un lugar maravilloso, gracias a una simple dimensión más. Atravesaba con placer infinito un túnel de asteroides y gases de colores, algo así como en Odisea 2001. Soñó que llegaba de nuevo a la facultad, que sus padres lo acompañaban a la puerta como el primer día y su madre sonriente, le besó la mejilla y le dejó una suave esencia de jazmín...soñó que sus fórmulas triunfaban y que Obdulia y él vivían en un piso muy soleado con vistas al puerto...

De repente sonó el timbre del viejo teléfono del pasillo y el profesor mato se despertó sobresaltado.

Obdulia cogió. 

- ¡Luis!¡Es la madre de Melquiades!

- Dile que los lunes a las 7







martes, 8 de septiembre de 2020

A propósito de la soledad

 




Ángela lleva ahora 2 años sola.

Con 19 años se casó, muy enamorada, con Perico.

A los 22 años y 2 hijos, descubrió que Perico era un imbécil.

A los 23 años Perico se fue y no volvió a dar señales ni transferencias bancarias. 


Ángela las pasó canutas, pero con la ayuda de sus padres y una gran voluntad, sacó unas oposiciones para administrativa en el Canal de Isabel II. 


Con 25 años, Ángela era una mujer joven, atractiva y con trabajo fijo. Vivía en un pequeño piso en Lavapiés con Pedrito y Angelita (Que era un demonio).

No quería saber nada de hombres y descubrió que lo que realmente le gustaba, era la danza italiana barroca. 

Ángela se matriculó en los cursos regulares del Instituto Italiano, donde después de trabajar, hacer la comida para sus hijos, llevarlos a actividades y dejarlos cenando con la abuela, asistía a clases de lengua y danza barroca italiana, lo que la llenaba de gran satisfacción y agujetas. 


Con 26 años, Ángela conoció a Ramiro en un café. 


Los primeros 8 meses con Ramiro, fueron maravillosos. Se divertían muchísimo. Los fines de semana iban a karaokes, dónde Ramiro bordaba el "Strangers in the night" y Ángela destripaba con simpatía el "Gibraltareña".

Ramiro se llevaba muy bien con los niños, aunque Angelita, que era la mayor, le decía que le olía el aliento. 


Con 27 años Ángela descubrió que Ramiro era alcohólico y le dio un ultimátum.

Ramiro eligió el Ballantines… 


Ángela se pasó muchos años sin querer tener relaciones intimas con ningún hombre. Era feliz viendo crecer a Pedrito, que tocaba el violonchelo y a Angelita, que tocaba las narices.

A veces iba a las cenas de los compañeros de oficina y nunca correspondió al interés que mostraba por ella Peláez, del departamento de morosos.

Angelita seguía moviendo su cuerpo gentil al ritmo de Vivaldi, Marazzoli o Ugolini, que como todo el mundo sabe compuso "Hodie Christus Nadius Est". 


Los árboles contaminados bajo la ventana de Ángela, vieron pasar muchos inviernos.

Ya no sonaban los Rolling Stones en la radio.

La gente se afanaba en invertir en ladrillo y cada vez se leía menos poesía.

Muchas familias comenzaban con ilusión su proyecto y acababan en tribunales.

Sí, amigos, pasaba el tiempo.

Y nosotros éramos malabaristas, domadores o víctimas... 


Pedrito y Angelita, son ahora mayores.

Pedrito es abogado, de derechas, casado cristianamente y con 2 hijos pequeños y rubios.

Angelita es hippie, vive en una furgo y trabaja de malabarista en un circo. 


Ángela está a punto de cumplir 60 años.

Sus padres han muerto.

Ha viajado varias veces a Italia.

Los jueves va a bailar con música de Ugolini.

Ángela se siente sola. 


Una amiga la convence para hacer un perfil en Tinder.


Ángela tiene miedo, pero comienza a chatear con Hugo, un médico jubilado que parece buena persona. Después de hablar durante semanas con Hugo, descubre que está enamorada de él. A los 6 meses de relación, Ángela se va a vivir al adosado de Hugo. 


A los 60 años, Ángela descubre que Hugo es celoso, manipulador y ludópata. 


Ángela lleva ahora 2 años sola. 

Ángela subió las escaleras del Instituto Italiano y se dirigió hacia la sala de baile.

La gran sala tenía espejos y tarima de pino tea.

Ángela dejó la sudadera sobre un banco y comenzó a bailar. 

Ángela se mira en el espejo y se pregunta si no habrá estado toda la vida sola. 

Con la única compañía de Vivaldi, Marazzoli y Ugolini… 

 

Ah, ch'infelice sempre

Me vuol Dorilla ingrata

Ah semppre iú spietata

Mi stringe à lagrimar

martes, 1 de septiembre de 2020

Todas las ramas del derecho

 



El licenciado Doncel introdujo la llave por última vez en la cerradura.

El cartel de cristal biselado sobre la puerta, todavía lucía unas dignas letras blancas perfiladas en plata sobre fondo negro: 

          "Lcdo. Doncel"

              Abogado

(Todas las ramas del derecho) 

El licenciado sintió por última vez el aroma de la madera húmeda y el papel viejo.

Los legajos y carpetas, ya estaban en su mayoría metidos en las cajas de cartón de Gil Stauffer. 

Maldita cadera, al final tendré que ponerme la jodida prótesis de titanio. 

Doncel se sentó con dolor en el viejo sillón de cuero delante de su mesa de caoba, una mesa que ya había sido de su padre, procurador de los tribunales. 

Nunca me gustó esta mesa. A veces se oye la carcoma. Siempre quise una mesa aséptica y funcional, sin esas horribles flores talladas. Pero Lola nunca me dejó deshacerme de ella. Decía que era como borrar la memoria de mi padre… 

Lola había fallecido unos años atrás, después de un penoso tumor cerebral y coincidiendo con el nacimiento de su único nieto, Martín.

El abogado comenzó a clasificar viejas carpetas, algunas con hongos. Las iba arrojando con desdén en una gran caja de Gil Stauffer.

Una carpeta, más gruesa que las demás, le llamó la atención.

Sobre la descolorida tapa azul, unas palabras: Herencia de la Condesa - Carpeta 1

Doncel se había encargado durante muchos años de determinar el inventario de la masa hereditaria de la todo poderosa Condesa de Ross. Viuda de un prohombre, millonario y afecto al régimen fascista. La condesa de Ross, a veces lo visitaba en su despacho, siempre con sus 2 guardaespaldas custodiando la puerta principal. La Condesa había enviudado muy joven, su marido, el Conde D. Juan Ross le llevaba casi 40 años. Enseguida el picapleitos y ella congeniaron. A la condesa le hacía mucha gracia el humor de cascarrabias del por entonces joven licenciado, que ahora recordaba el día en el que por primera vez la condesa se despidió de él con un suave e incendiario beso en los labios. A partir de ese día tuvieron algunos encuentros furtivos en un pazo con hermosas vistas al mar. Fue la única mujer con la que Doncel engañó a Lola en sus 40 años de matrimonio. Ahora el viejo abogado se sentía mal. Había cuidado a Lola lo mejor que había podido, ya con la cabeza perdida. Lola a veces lo confundía con su propio padre, a veces le cantaba nanas a Doncel pensando que era su bebé. Ella siempre sintió no tener otro hijo más. 

Realmente fui un hijo de puta. Pero ¿Cuál es mi condición humana?

¿Podía resistirme a la esencia absoluta de la lujuria? 

El viejo abogado arrojó la carpeta con violencia en la caja y no pudo impedir que unas lágrimas solitarias resbalaran por los profundos ríos de sus mejillas.

Llamaron a la puerta.

Se incorporó a pesar del dolor, se secó las lágrimas con un kleenex usado, se ajustó la gastada corbata granate y fue a abrir… 

Dos operarios de mudanzas con uniforme impoluto y gorra pidieron permiso para empezar. Comenzaron a transportar cajas y cajas de legajos, tomos encuadernados en granate con letras doradas de Aranzadi, clasificadores de anillas corrompidos. En esas cajas de cartón, también iban sin ningún orden las siguientes carpetas: 

  • El asunto Vilchez: Muy feo asunto. Defendió al hijo de un emporio de restaurantes cuando lo descubrieron en los jardines haciendo una mamada a un culturista. La Ley de Vagos y Maleantes estaba en vigor.
  • El difícil divorcio de su propio hermano, cuya mujer estaba liada hace años con su mejor amigo y compañero de trabajo.
  • El asunto Marinita de la Torre, costurera con una minusvalía, maltratada y humillada públicamente por su marido. Doncel consiguió la nulidad matrimonial por la Iglesia.
  • El asunto Iria Flavia. Un retracto de una compra venta fraudulenta de unos montes de su familia usurpados por unos vecinos sin escrúpulos… 

Doncel se dio cuenta, de que en muchos asuntos no había cobrado minutas. Si acaso había recibido una pluma Montblanc o unas gallinas vivas. Afortunadamente el asunto Ross lo había colmado de billetes. 

Los operarios casi habían acabado de sacar cajas del viejo despacho. Ya comenzaban a desmontar las estanterías de madera carcomidas. 

El licenciado se sintió una estantería. 

Acababa también de renunciar a su puesto en la directiva de la coral "Ecos" con la que había cantado en grandes óperas. Ya sonaban en su cabeza los acordes de "E lucevan le stelle" 

El viejo abogado le dejó las llaves a los operarios y bajó penosamente por las escaleras, que olían a lejía. 

Cojeando comenzó a recorrer la acera. Estaba anocheciendo y la hojarasca de los chopos creaba una elegante alfombra sobre los adoquines. 

Un claxon sonó a su lado. Un Golf Cabrio blanco se detuvo a su altura. Doncel, indolente, abrió la puerta del copiloto y se sentó en el asiento. La conductora era una bella mujer, más joven que él, vestida con un elegante conjunto de Chanel. El abogado le dijo a la mujer: 

Nena, vamos a emborracharnos. 

El Golf Cabrio arrancó con brío dejando tras de sí hojas marchitas bailando extrañas coreografías en el aire, para volver a caer definitivamente.